José María Arguedas y un Perú de todas las sangres


La sierra de Apurímac, en el corazón del Perú, es uno de los lugares más accidentados que se pueda imaginar. Profundas y cálidas quebradas, desde donde gritan, graves, las voces de los ríos, se alternan con breves punas, donde hiela cada noche. En las laderas apuradas que van de las unas a las otras, el paisaje serrano está regado por cientos de pequeños pueblos de agricultores. Pueblo grande, Andahuaylas es una pequeña ciudad hermosa, donde el 18 de enero de 1911 nació José María Arguedas Altamirano, hijo de un abogado cusqueño y una hacendada andahuaylina. Muerta la madre cuando José María tenía sólo tres años, éste se crió básicamente entre los indígenas quechuahablantes de la servidumbre, sea en la ciudad o en el campo, y luego entre los campesinos también indígenas que le enseñaron el amor a la tierra y al paisaje. Bilingüe desde siempre, la multiculturalidad peruana nunca lo dejaría, y él trataría de asumirla y cultivarla durante toda su vida.


Cursó primero la escuela secundaria en la ciudad de Ica, en la desértica costa peruana, y luego en la ciudad de Huancayo, donde empieza a escribir colaborando en una revista estudiantil. A los veinte años ingresa a la Universidad de San Marcos, en Lima, donde estudia la especialidad de Letras y continúa escribiendo para revistas universitarias. En 1937 es detenido por participar en protestas estudiantiles y pasa en prisión casi un año. En 1939 se casa con Celia Bustamante, promotora de las artes populares y de la vida cultural, quien, con su hermana Alicia, servía de anfitriona de la Peña Cultural Pancho Fierro. Arguedas se muda con Celia Bustamante a Sicuani, en la sierra cusqueña, para trabajar como profesor de la escuela secundaria, donde, con sus alumnos, lleva a cabo un trabajo de recopilación del folclor. Al regresar a Lima, continúa enseñando en escuelas secundarias, siempre interesado en los problemas de multiculturalidad. En 1947, el Ministerio de Educación le dio trabajo como Conservador Nacional del Folklore, desde donde lleva a cabo importantes iniciativas orientadas a estudiar la cultura popular en todo el país.


En 1958, con el apoyo de la UNESCO, viaja a España para hacer el trabajo de campo de su tesis sanmarquina, donde por seis meses estudia comunidades de la provincia de Zamora.


En 1962 entra a trabajar en la Universidad Agraria La Molina. En 1963 es nombrado director de la Casa de la Cultura del Perú, puesto que ejerce por un año, hasta que renuncia por discrepancias con política cultural del gobierno. Entre 1964 y 1966 es director del Museo Nacional de Historia, último cargo público que desempeña. Desencantado por los efectos de la política cultural, intenta suicidarse por primera vez en abril de 1966. En 1965 se divorcia de Celia Bustamante, e inicia su relación con Sybila Arredondo, a quien conoció en Chile y con quien se casó en 1967.


El viernes 28 de noviembre de 1969, en su pequeña oficina de La Molina, se dispara en la cabeza y muere cuatro días después, el martes 2 de diciembre. Su testamento literario e ideológico está en El zorro de arriba y el zorro de abajo, su último libro.


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